viernes, 21 de marzo de 2014

Al no entender, escribo.


Si me tapo, no me vez
y al no verme, me escondo.
Si me escondo, no sabes
y al no saber, me protejo.
Si me protejo, no me lees
y al no leerme, disimulo.
Si disimulo, tu crees
y al creer,  yo juego.
Si juego, me descubres
y al descubrirme, me atrapas. 
Si me atrapas, yo pierdo
y al perder, me asusto.
Si me asusto, yo corro
y al correr,  me persigues. 
y al perseguirme, yo te quiero
y al quererte, me doy cuenta
y al darme cuenta, no actúo
y al no actuar, te pierdo
y al perderte, me muero
y al morirme, me extrañas
y al extrañarme, no entiendo
y al no entender, escribo
y a veces, parar no puedo. 

No te enamores de una mujer que sueña despierta

Martha Rivera Garrido dijo alguna vez “No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma, y mucho menos de una romántica que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una puesta de sol, el viento y no sepa vivir sin la música. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así…jamás se regresa” No te enamores tampoco de una mujer que sueña despierta, que cuando vive también imagina, quiere, anhela. No te enamores de una mujer que escribe, que cuenta, que describe para hacer de la realidad una historia espectacular. No te enamores de una mujer apasionada, mucho menos de una sensible. No te enamores de una mujer que llora, que carcajea, que ríe. No te enamores de una mujer terca que cuestione y defineda lo que piensa. No te enamores de una mujer que brilla, que sonríe, que baile, que hable fuerte, que grite inesperadamente. No quieres enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esta y ella se anamora también de tí, te habrás metido en algo de lo que no podrás huir.