lunes, 8 de junio de 2009

Mi Mala Suerte

Volteo un cigarro mientras pido un deseo, no acepto la sal de mano a mano y mucho menos la derramo. Prefiero darme la vuelta antes que pasar debajo de una escalera y casi siempre toco madera. Los gatos negros me asustan, los martes trece no me gustan. La caca de pájaro en el carro y la picasón de mano son plata. Absolutamente todos los mitos me encantan. Me habré leido las manos un par de veces y las cartas como veinte y creo, sí creo.

De repente porque de chica me pasaron el huevo o porque teníamos que separar la mesa en dos cuando eramos trece o simplemente por la necesidad de protegerme. Derrepente por mi personalidad emotiva, interpersonal; cero racional y científica o por la valoración excesiva que le doy a muchas cosas.

Me resulta divertido creer en cosas mágicas; en el encanto, los hechizos, la fascinación, la seducción, lo atractivo, la brujería, el ecantamiento, el ilusionismo, la atracción. Es como salir por un momento de lo tangible y lo real, no pensar sino sentir, romper con las explicaciones lógicas para fluir.

Se dice que la superstición y los mitos surgen de situaciones inexplicables, que son respuestas a cosas que no las tienen, que es sinónimo de ignorancia; estoy de acuerdo. En mi caso justifican casos que no puedo controlar, me da respuestas que yo no encuentro; prefiero pensar en mala suerte antes de saber que me equivoqué, pensar en suerte cuando consigo algo, en destino cuando me da miedo el futuro, en seducción y atracción para no pensar tanto.

Una de las razones por la que los mitos me fascinan es porque vienen a ser relatos imaginarios protagonizados más que nada por personajes sobrenaturales, extraordinarios que de extraordinarios no tienen nada ya que al final la interpretación que se le da es lo más humana que hay. Reflejan necesidades puramente humanas. Mi capacidad de imaginar y alucinar se ven desahogadas en los mitos, pongo en figuras e historias lo que estoy pensando, estoy queriendo y hasta veces viviendo. Soy experta encontrando superheroes, dioses y monstruos en las personas que me rodean, aterrizarlos a tierra y jugar con esa idea.

En busca de mitos encontré millones relacionados a las pelirrojas. Mitos de personajes pelirrojos como Lilith, la primera mujer de Adán, como también mitos sobre las personas con pelo pelirrojo. Se decía en el siglo 16 que la grasa de una pelirroja era un ingrediente escencial para el veneno. Que los egipcios las concideraban tan “desgraciadas” que quemaban doncellas pelirrojas vivas durante sus ceremonias para limpiarse de la "mala suerte". Que el pelo rojo es sinónimo de carácter, que afecta el temperamento de una persona de tal manera que ha sido utilizado por un Juez Irlandés en el 2001 para justificar un crimen cometido por un pelirrojo. Que no son personas confiables y Judas es un ejemplo de esto ¿qué tendrá que ver? Que las abejas las persiguen más que a otras personas (totalmente cierto). En Córcega, si pasa una pelirroja inmediatamente se debe escupir y voltearse; en Polonia si se cruzan con tres, se ganan la lotería; En Rusia es sinónimo de locura; en Dinamarca es un honor y en la mitología griega, los pelirrojos se convierten en vampiros luego de morir.

Se dice que son más sensibles y por ende necesitan más anestesia para soportar el dolor, que son más apasionadas, más brujas, más locas…¡Mierda! ¿Debo dejar de mirarme en el espejo o pintarme el pelo?

jueves, 4 de junio de 2009

RUTA 6 - Creación Colectiva


Fechas: Del 19 al 28 de Junio
Viernes y Sábados: 8:00 PM /Domingos: 7:00 PM
Lugar: Teatro Mocha Graña, Saenz Peña 107 Barranco
Entrada General: S/. 10.00
Preventa: 9926-52622

martes, 2 de junio de 2009

Puntos

“Lo peor del amor es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos…”
-Joaquín Sabina

Mis Puntos

Puntos para aclarar,
puntos para pasar.
Puntos para cicatrizar y para separar.
Para seguir y para terminar,
para respirar.
De encuentro y de partida.
Para ganar y para perder,
para acumular y para contar.
Puntos que se quitan y se aumentan.
Para listar y unir; para manchar y jugar.
Puntos de vista, de venta, de cocción.
Vitales y cardinales.
Puntos a favor y otros en contra.
El punto más sensible, el G
El más fuerte, el más débil.
Puntos en mis manos, en la espalda y en mi cara.
Puntos. Mis puntos.

lunes, 1 de junio de 2009