viernes, 22 de agosto de 2014

Cuando el futuro ya es pasado


"Y entonces unificó sus partes y se convirtió en una; pensaba por si misma y no hacía tanto caso a lo que la familia le decía. Recién en ese momento fue capaz de notar y aceptar lo que verdaderamente quería. Él deseaba lo que a ella le sobraba, ella buscaba darle a alguien lo que a él le faltaba. Por él conoció los lugares más lindos del mundo; viajaron por el mar. Gracias a él ella se conoció y destetó. Aprendió a mirarse y aceptarse. Por él conoció incontables libros, historias y canciones. Él era reconocido y querido. Era constantemente felicitado y  aplaudido. Su naturaleza de leona nunca sintió envidia, solo amor y admiración. Él era desgraciado cuando no suscitaba interés, por eso ella tenía que mostrarse atenta a sus historias. Fue por él que ella aprendió a escuchar. A escuchar de verdad. Fueron amigos, esposos y confidentes. Ella lo defendió cuando se sintió atacado y lo consintió cuando se echó a su lado. Él se enamoró de su alegría. Ella lo emocionaba, lo alegraba y lo hacía vibrar. Fueron cómplices. Él sabía lo que a ella le pasaba, reconocía sus estados de ánimo y hacía lo que esté a su alcance para hacerla feliz. Era una relación muy tierna. Legalizaron su unión y ella le dio un hijo ó dos. Ella era la esquina donde él se acurrucaba y la entendía sin que ella se explicara. Juguetones y seductores. Mimosos los dos. Él demostraba una gran sensualidad y movía cielo y tierra para satisfacerla. Al escuchar sus menores deseos, intentaba complacerla. Ella aceptaba con amor y admiración sus pequeñas manías. Para él, ella y su hogar tenían una importancia muy grande y es que ella le daba el toque sentimental y afectivo que necesitaba para encontrar un equilibrio. Tierno, romántico, sincero, inocente y apasionado; Todo lo que ella siempre había soñado. Él tenía una necesidad enorme de amor que solo ella, con su capacidad de dar, podía satisfacer. A menudo él tomaba las riendas del hogar y tomaba decisiones familiares que, una vez atribuida esta autoridad, ya no había marcha atrás. Ella solo confió. Por primera vez, se entregó. Lo tranquilizó y protegió. Lo contuvo. Él tenía miedo de perderla  y necesitaba escuchar incansablemente cuánto lo quería, cuánto le gustaba, cómo lo necesitaba y ella, tierna, se lo decía todas las veces que él se lo pedía. Ella sabía que lo que tenía a su lado era lo que había soñado, buscado y esperado; ella lo esperó. Por mucho tiempo lo soñó y lo buscó. Ella lo reconoció de inmediato por juguetón, culto y barbón. Tenía en mente esta descripción: Sensibilidad femenina, una raíz latina. Algo con el medio oriente. Pelos en la cara … Cuando lo encontró, perdió el miedo y le manifestó su afecto; le dio confianza para que él se abriera y le diera todo el amor y la ternura que tuviera... "  Predicciones de una vida pasada de una loca despeinada. 

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